Castillo del Príncipe
Descripción
Se encuentra en la parroquia de Santiago de Ameixenda, en un pequeño saliente rocoso de la costa, frente al castillo del Cardenal (Corcubión). Ambas fortalezas defendían la ría de Corcubión de las invasiones piratas. Son muchas las leyendas alrededor de estas fortificaciones, una de ellas cuenta qué había una gran cadena de hierro debajo del mar, uniendo ambos puntos, esta cadena se tensaba ante el avistamiento de barcos enemigos provocando así su naufragio.
El Castillo del Príncipe, bautizado en homenaje al futuro rey Carlos IV, fue mandado construir por Felipe V, aunque su ejecución fue aplazada para los tiempos de Carlos III. La fortaleza fue diseñada por el ingeniero Llovet en 1740, finalizando la obra el francés Carlos Lemaur bajo el reinado de Carlos IV, en el año 1751.
Es una pequeña fortificación, estaba equipada con 88 hombres y 12 cañones. Tiene un patio central y un edificio de planta baja en forma de «U». En el adarve o parte superior se colocaron los escudos, 14 piezas de artillería que se elevaban de la parte inferior por una cuesta, hoy desaparecidas.
En el siglo XIX la fortaleza quedó abandonada, siendo habitada posteriormente y construyéndose un mirador modernista, con una escalera de caracol que da acceso a un balcón. Fue restaurado en los años 1985-1986 y pasó por diferentes propietarios
En 1994 fue declarado BIC (Bien de Interés Cultural) por la Xunta de Galicia, formando así parte del patrimonio cultural gallego.
Arquitectura
Al igual que el Castillo del Cardenal montaba 12 piezas de artillería en otras tantas torres dirigidas hacia el mar. Al amplio adarve que tiene, se ascendía por una rampa o por dos escaleras de una piedra; existiendo también espaldones resueltos con arcos rebajados. Un gran edificio que dirige sus alas hacia los semibaluartes del hornabeque, contenía los servicios logísticos (dependencias para la guarnición que conseguía los 88 soldados, almacenes y polvorín). El aparejo es de cantería bien labrada en su perímetro exterior y gran parte de sus fábricas interiores, lo que le da gran realce visto desde el mar o desde tierra, donde tenía el foso y el puente para entrar al centro de la cortina.
Historia
El fortaleza se comenzó a construir en 1740 junto con el Castelo do Cardeal (Castillo del Cardenal en español), situado a la otra orilla de la ría de Corcubión. El ingeniero encargado de la obra fue Francisco Llobet, siendo sustituido por Carlos Lemaur (de origen francés, algo muy habitual en el reinado de los borbones) en el 1744, año en el que comienzan los trabajos definitivos. Las obras acaban en 1755. El nombre del Príncipe se le dio en honra al hijo de Carlos III de España, el futuro rey Carlos IV.
El papel estratégico de la «Costa de la Muerte» va perdiendo relevancia durante el siglo XIX, por lo que a finales del XIX el castillo, al igual que la otras tantas fortalezas, dejaría de pertenecer al Estado tras subasta pública. El primer propietario fue el empresario, banquero y político finisterrano, muerto en Corcubión, Plácido Castro Rivas, el cual compra también en 1892 el Castillo de San Carlos de Finisterre. En el año 1928, después de abandonar la villa de Corcubión, Placido Castro hace una donación de varios bienes inmuebles (entre los que se encuentra el Castillo del Príncipe) a la Asociación de Periodistas de Madrid, los cuales lo acaban hipotecando y, posteriormente, queda en manos del banco. Durante muchos años el edificio queda abandonado hasta que en 1985 el empresario gallego, Xosé Ramón Oreiro, se hace con él por 30 millones de pesetas. Oreiro hace la mayor reforma que se hizo en esta fortaleza, convirtiéndola en una lujosa vivienda.